Soy una mujer que tardó cuarenta años en darse cuenta que podía hacer con su vida lo que le diera la gana.
ENTRE HUIDOBRO Y JOSE MARTI
Me gustan los jueves, la clase del Doctor Frank es singular. Después de comentarle que no había disfrutado el poema ALTAZOR de Vicente Huidobro y que por lo tanto recurrí a un análisis de su vida, el dijo que la poesía no hay que entenderla, hay que penetrarla.
La repasé y me metí en esta parte del segundo Canto:
Los veleros que parten a distribuir mi alma por el mundo
Volverán convertidos en pájaros
Una hermosa mañana alta de muchos metros
Alta como el árbol cuyo fruto es el sol
Una mañana frágil y rompible
A la hora en que las flores se lavan la cara
Y los últimos sueños huyen por las ventanas.
Pero la segunda parte de la clase, se convirtió en una fiesta, solo faltó la guitarra y el vino.
José Martí con sus VERSOS SIMPLES.
La poesía hecha canción.
El GUANTANAMERA de mi padre se presentó cuando menos lo esperaba, en una clase de narrativa Latinoamericana. No solo me penetra, lo vivo y lo recuerdo, me transporta a otro tiempo.
Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma.
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma….
Y así la cátedra continuó, convirtiendose en bohemia a las doce del medio día, en medio de una biblioteca, un egresado de Harvard, cantaba a José Martí y el resto tarareaba.
Loveland te agradezco el gesto, Loveland te agradezco el día.
Hola, Maru, qué gusto encontrarte tan, tan cerca. A la hora que quiera y sin tener un montón de papeles en mi escritorio. Te seguiré siempre, un abrazo, Maribel